
Es uno de los relatos más conocidos del Evangelio de Lucas (24:13-35) en la Biblia.
Después de la resurrección de Jesús, dos discípulos, Cleofas y otro no identificado, emprendieron un viaje de regreso a su hogar en Emaús, un pueblo ubicado a unos 11 kilómetros de Jerusalén. Estaban desanimados y confundidos por los eventos recientes, especialmente la crucifixión de Jesús.
Mientras caminaban, se les acercó un extraño que resultó ser Jesús resucitado. Sin embargo, ellos no lo reconocieron inicialmente. Jesús les preguntó sobre su conversación y ellos le contaron sobre la crucifixión y la resurrección de Jesús, expresando su decepción y dudas.
Jesús, entonces, les explicó las Escrituras y les mostró cómo él era el Mesías prometido. Les explicó que su muerte y resurrección eran parte del plan de Dios para la salvación de la humanidad.
Al llegar a Emaús, Jesús se sentó con ellos a comer y, al partir el pan, ellos finalmente lo reconocieron. En ese momento, Jesús desapareció.
Los discípulos se miraron el uno al otro, asombrados, y se dieron cuenta de que habían estado caminando con Jesús todo el tiempo. Regresaron inmediatamente a Jerusalén para contarles a los otros discípulos sobre su encuentro con Jesús resucitado.
Este relato es conocido como "El encuentro en Emaús" y es una poderosa ilustración de:
1. La resurrección de Jesús.
2. La importancia de la Escritura para entender la fe.
3. La presencia de Jesús en la vida cotidiana.
4. La necesidad de reconocer a Jesús en los momentos más inesperados.


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